Igv y impuesto a la renta
Cuando los contribuyentes liquidan sus obligaciones en Perú, surge un problema común: la tendencia a tratar el Impuesto General a las Ventas (IGV) y el Impuesto a la Renta de Tercera Categoría (IR) de manera similar. Esto a menudo genera distorsiones en el tratamiento del IGV y impuesto a la renta e inconsistencias que las autoridades fiscales pueden detectar durante un procedimiento de auditoría o verificación. Comprender las diferencias y similitudes clave entre estos dos impuestos es esencial para el cumplimiento normativo y una planificación financiera eficiente.

Base Imponible y Frecuencia de Pago
En el sistema tributario peruano, el IGV y impuesto a la renta tienen diferentes bases, donde el IR grava las ganancias, reflejando la capacidad económica del contribuyente. En contraste, el IGV grava el consumo y es asumido en última instancia por el consumidor final, bajo el principio de neutralidad del IGV. El IGV se liquida mensualmente, mientras que el Impuesto a la Renta es un impuesto anual.

Ver Sistema de pagos adelantados del igv sunat
La gestión del IGV y impuesto a la renta requiere diferentes esquemas de pago, donde se necesitan pagos adelantados durante el año para el IR, mientras que el IGV se calcula mensualmente con base en la diferencia entre el débito y el crédito fiscal. La tasa estándar del IGV en Perú es del 18%, que incluye un impuesto general del 16% y un impuesto de promoción municipal del 2%. Mientras tanto, las tasas del Impuesto a la Renta empresarial varían, con una tasa general del 29.5% aplicada a empresas domiciliadas, mientras que las empresas no domiciliadas están sujetas a tasas de retención que pueden llegar hasta el 30%.
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Devengado y Deducibilidad
Al analizar el IGV y impuesto a la renta, es importante notar que para el IR de Tercera Categoría, la deducción de gastos y el reconocimiento de ingresos requieren el devengado, lo que significa que los ingresos se reconocen cuando ocurren los eventos sustanciales, independientemente de cuándo se reciba el pago. En contraste, para el IGV, el principio del devengado no aplica; el reconocimiento del crédito fiscal no depende de si el gasto ha sido devengado. El IGV que no puede ser utilizado como crédito fiscal (debido a operaciones exoneradas o no gravadas) se convierte en un gasto deducible si cumple con el principio de causalidad.

En la normativa del IGV y impuesto a la renta, si una adquisición no califica como gasto o costo deducible según la Ley, el IGV relacionado con esa transacción no puede ser acreditado. Los gastos sujetos a límites de deducción, como los gastos de representación (limitados al 0.5% de los ingresos brutos con un máximo de 40 UIT) y los gastos de vehículos (restringidos a vehículos cuyo valor no supere las 30 UIT), requieren ajustes para los montos no deducibles, afectando la elegibilidad del crédito fiscal.
Ver IGV en Peru
Requisitos Contables y de Reporte
La gestión contable del IGV y impuesto a la renta tiene diferentes requisitos, donde el IGV requiere el mantenimiento del Registro de Compras y Ventas, mientras que el IR exige llevar registros como el Libro Mayor, el Libro Diario y el Libro de Ingresos y Gastos. En el contexto del IGV y impuesto a la renta, la autoridad tributaria (SUNAT) no puede atribuir omisión de ingresos en el IR basándose únicamente en la verificación del Registro de Ventas.

En el tratamiento del IGV y impuesto a la renta, un monto facturado para IGV no implica necesariamente un ingreso devengado para el IR. El IGV requiere la emisión de facturas para pagos anticipados o parciales, mientras que en el Impuesto a la Renta, el devengado solo ocurre cuando los eventos sustanciales para el reconocimiento del ingreso han sucedido. Ver Cumplimiento del IGV para Empresas en Perú
Impacto del Incumplimiento
En el marco del IGV y impuesto a la renta, el incumplimiento de los requisitos de facturación impide el uso del crédito fiscal, pero no necesariamente descalifica el gasto como deducible. Si una transacción supera los S/ 3,500 o $1,000 y no se realiza mediante un medio de pago electrónico, el gasto, el costo y el crédito fiscal no pueden ser deducidos. En la aplicación del IGV y impuesto a la renta, para el IR se prioriza la ocurrencia del hecho imponible mientras que para el IGV, la obligación nace una vez que se realiza el pago del servicio, incluso si el servicio aún no ha sido prestado. Ver Evolución de la tasa del igv

Tributación de Operaciones Nacionales y Extranjeras
En cuanto al IGV y impuesto a la renta, las empresas domiciliadas en Perú están sujetas al IR sobre la renta mundial, incluyendo tanto fuentes peruanas como extranjeras, mientras que el IGV solo se aplica a operaciones realizadas dentro del territorio nacional. Ver IGV no Domiciliadas en Perú

Las exportaciones están exoneradas del IGV, pero permiten a las empresas solicitar la devolución del crédito fiscal, conocido como saldo a favor del exportador. A partir del 2019, los gastos incurridos por servicios prestados por sujetos no domiciliados requieren la retención del impuesto antes de ser registrados como deducibles. Cuando se adquiere un servicio de un sujeto no domiciliado, su anotación en el Registro de Compras genera la obligación tributaria del IGV, exigiendo su pago dentro del período de liquidación mensual. Ver Régimen de Retención del IGV
Momento de las Deducciones y Devoluciones
Para el Impuesto a la Renta, las deducciones no están condicionadas al registro contable dentro del ejercicio fiscal. Sin embargo, las deducciones del crédito fiscal del IGV dependen de su registro oportuno en el Registro de Compras en el período en que se pretende utilizar el crédito. Los exportadores pueden solicitar la devolución del crédito fiscal del IGV pagado en compras de insumos relacionados con la exportación. Las compras destinadas a operaciones gravadas en Perú o en el extranjero son deducibles bajo el Impuesto a la Renta, pero no califican para una devolución. Ver IGV para Países de Todo el Mundo
Conclusión
El IGV y impuesto a la renta representan fuentes importantes de ingresos fiscales en Perú, sus aplicaciones, cálculos y requisitos de cumplimiento difieren significativamente. El IGV se enfoca principalmente en el consumo, requiriendo liquidaciones mensuales, mientras que el Impuesto a la Renta se basa en las ganancias, exigiendo una declaración anual con pagos adelantados. Comprender estas diferencias ayuda a las empresas a evitar riesgos de incumplimiento y optimizar su planificación tributaria.